Conejos

Bueno, dije que iba a hacer algo productivo en clase. Este cuaderno se me va a ir de atrás hacia delante en hojas escritas con mis peperas. Musas locas, nunca esperan a un momento adecuado para venir a rondarme. La visión de ellas me distrae, y sus pies y sus ropas me hacen cosquillas cuando juegan a bailar; juegan con todo.
Y entonces tengo que escribir.

Ahorita no sé bien qué escribir. De repente soy Alicia en el país de maravillas, y mi conejo se llama Antojo y me huye sin perderse y me llama curioso: “¿me sigues?”, y a veces toma tu voz, lindo, es extraño. Pero sólo a veces. Y lo sigo y me pierdo, y lo sé, pero siempre sigo, como la pequeña Alicia por lugares ridículos y voces tontas. Y Cheshire no aparece, o sí, ya yo aprendí a saber cuándo está allí pero no me habla, lo escucho murmurar para sí, pero ¿cuál es el punto de que aparezca Cheshire si no me habla?

Mejor vete, gato, y pensaré que el antojo sabe a dónde ir.

¿Para llegar a dónde?

No lo sé y soy Alicia más grande, yque adulta, y me preocupo y me revuelve el estómago el maldito conejo y no puedo… jajaj no, no soy tan adulta y lo sigo, al antojo, quebrando ramitas y hojas secas a mis pies. Parece que comienza el otoño.

¿Y si tú eres Cheshire, lindo, por qué no me hablas?

No importa, Alicia a veces es estúpida en el cuento y yo siempre quise verla decidir, plantearse opciones. Creo. –Ella no hubiese elegido conocer al gusano fumando opio- Y estos no-cumpleaños están excelentes, y sé que tarde o temprano vienen la Reina de cartas (y va a gritar Off with their heads!) y absurdos juegos de criquet, pero creo que esto del sombrerero y el conejo es alcohol o hay burundanga en los sombreros, porque sólo me río y pienso "qué loco es ésto".
Y me pregunto si me voy a despertar pronto. Ojalá no, ojalá estuviese despierta ya. Qué loco es.