10 de octubre de 2011

Comer, rezar ¿meditar?, amar


Uno siempre que desaparece un rato del blog queda con la espinita de deber justificar su ausencia.
Incomprensible para los demás, que no escriben, y hasta para uno mismo, es que este sitio se empiece a volver casa, almohada y aire en el que dejar ver partes de su vida y de sí mismo. Pero así es.

Los que tienen tiempo leyéndome saben que me pierdo de a ratos. ¿Ya para qué justificar?
Que las cosas se me pusieron difíciles, que no he tenido internet en mi casa en un buen tiempo, que aún con internet no he querido escribir porque me aterra la idea de vaciar mi cabeza y verla como un drama shakesperiano de este lado de la pantalla, que las cosas se han puesto mejores, iguales o peores, que voy pasando entre rabia, confusión, esperanza, alegrías, sueños y paciencias; que la paciencia a veces es forzada, a veces no, que Blogger no quiso funcionar bien durante unos días... ¡Uf! Podría escribir una decena de posts con todo aquello por lo que no escribí. Y no podría importar menos.

Sólo hay que volver a escribir :)

Algo sí les cuento: aquéllo que mencioné hace 3 posts de tomar otro enfoque... bueno, funcionó. Enseguida. O está funcionando. Creo. Espero.
Still in love, back together. Growing up.

Vi Comer, rezar y amar. Estoy cocinando, estoy amando como nunca. Quiero leer el libro. Y aunque ella y yo estamos en la situación opuesta, ella se divorcia y yo me reúno, Elizabeth Gilbert me dejó con una idea en mente: crecer y buscar mi equilibrio. Así que, si me ven por ahí cerrando los ojos en silencio, sepan que no estoy loca, solo estoy tratando de respirar paz.


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