Hoy, ahorita que estoy a punto de reproducir eso que ven en la foto, tengo una cosa en mente. Una sola:
Me encantaría dormir con él. Tomar esa almohada por su espalda, cerrar los ojos y sentir lo tibio de su piel y lo tranquilizante de su corazón, tan extrañamente lento para alguien tan intranquilo, que se la pasa comiendo azúcar de bolsitas escondidas en sus bolsillos.
Me vuelve loca pensar en su olor,quiero ese olor, ese que se concentra en su nuca y en su pecho, allí en el punto exacto en que comienza el abdomen, al final de esa línea que me sé de memoria. Puedo pasar horas buscando armar el aroma exacto en mi cabeza, mientras hago cualquier otra cosa.
Quiero pasar mis dedos por su pelo y divertirme (siempre me sorprendo) por lo profundo que duerme. Quiero disfrutar mi insomnio distraída así de cualquier idea, hasta que él se voltee buscando mi pecho, mi cuello. Y entonces - sólo entonces- dormir.
28 de julio de 2010
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Jooo qué nostalgia me ha entrado leyendo este post... :(
ResponderEliminarMe encanta dormir acompañada, y mucho más cuando es con la persona que quiero. Siempre he intentado quedarme despierta mirándole dormir, pero estar en la cama tranquilos y escuchar su respiración, me relaja tanto que siempre me duermo yo primero XD
Dormir acurrucada en el pecho de la persona que quieres no tiene precio... :)
Linda, me dejaste sin palabras, justo lo que necesitaba hoy con mi día :). ¡TE AMO! El capricho es mutuo.
ResponderEliminar¡totalmente de acuerdo con el sombrerero!
ResponderEliminar=)
ResponderEliminarHermosa entrada, cálida, muy tuya... de él. Casi da vergüenza admitir que la he leído, pero que se le hace? Eres tú quién decidió confesarse! ^^