Déjame decirte algo:
Una cosa es que los padres se hagan una mala imagen frente a sus hijos desde que éstos son niños. Otra muy distinta es que tú aproveches tu autoridad frente a otra persona (sobre todo niños) para meterle vainas en la cabeza respecto a sus padres, sean éstos también tus padres o no.
La diferencia entre ser guía o cizañera es enorme, pero es sencilla de entender si olvidas tu egoísmo. (Acéptalo, eres egoísta y no te lo voy a decir bonito a estas alturas). La diferencia está en lo que generas: un niño con malos padres crece tratando de mejorar los errores, sobre todo si tiene un buen guía. Es un niño que muy probablemente aprenda a ser feliz y a salir reluciente de la cuevita oscura de sus padres, y te aprecie más de lo que imagines. Tendrás un amigo, y una buena persona.
Un niño que crece escuchando lo malos que son sus padres es alguien que lleva siempre algo adentro que no quiere y no se sabe quitar (porque no es fácil aprender a hacerlo). Es alguien que va a quererte -porque fuiste su confidente- y a odiarte (en el fondo) -porque tú lo enseñaste a no querer-.
Si tú le enseñas a un chamo a no querer a su(s) padre(s) le estás quitando un montón de cosas. No lo hagas. Sean padres buenos o mediocres, representarlos como villanos solo duplica los problemas en la casa. Tienes que decidir si quieres proteger a una persona o crear a alguien "fuerte" que no sabe lo que es un hogar, ese sitio adonde uno se siente a gusto y seguro.
Decide si enseñas a saber curarse o si enseñas a vivir herido.
Sé un(a) guía.
Y perdona, porque eso es lo primero que te toca a tí.
PD: (a R. especialmente) Deja de echártelas de altruista. Ni tú te comes ese cuento.