13 de febrero de 2012

Una necesidad cuasi-básica


Pocas cosas hacen tanta falta como un buen amigo (o una buena amiga).

La que te saca la piedra a propósito. A la que le sacas la piedra de vez en cuando. La que te da un abrazo y te promete una botella o una rumba juntas para el fin de semana. La que se cala tu llanto y tus quejas y luego te dice "mija, arréglate. Te ves horrenda" y con eso te hace sentir mejor. La que se sabe todos los rayones de tu vida  y se ríe de ellos. La otra que se los sabe también todos y no los menciona. La que está lejos. La que vive metida en tu casa. La amiga que siempre quiere salir. La que prefiere una reunioncita casera ante todo. La amiga que siempre está disponible pa darte la cola. La que siempre tiene un buen cuento que echarte cuando la vayas a buscar. La que adoras y no entiendes. La que siempre te lleva la contraria, pero está allí a la hora de la chiquita. La amiga despilfarradora. La amiga pichirre. La que es super cariñosa. La que es super franca. La que pide consejos. La impulsiva. La atrevida. La niña buena. La amiga que celebra todo. La que admiras porque lleva un mundo a cuestas. La que te dice que te quiere. La que no lo dice. La que es muchas de las anteriores. La que es una sola de estas cosas, pero se destaca.

Todas se vuelven una parte de tí. Todas te marcan, todas van construyendo pasivamente una nueva tú. Todas son valiosas. Todas hacen falta, al menos en una parte de la vida.

Vuélvete todas (os), vuélvete una(o).
Sé amiga(o) :) mañana y todos los días.

Si hay algo por lo que doy gracias, es por haberlas tenido a todas.

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