1 de febrero de 2009

Una foto para morirse

Hoy el mundo se encargó de bajarme de las nubes.
Estaba tan desorbitadamente contenta con esto de Siete Almas, de mi reencuentro con la idea de esperanza y de belleza dentro de nosotros los monstruos, que algún ser del cosmos mandó un asteroide que, sutilmente, me introdujera en la línea de pensamiento usual. ¡Lo sigo pensando, ET ordenado del coño, para que sepas! La immortalidad de la esperanza es maravillosa, joder la realidad, puede aplastar cuanto quiera, pero es suficiente desempolvar un poco el corazón oxidado del ser realista para que salga un destellito de esperanza. Y por un destellito se cuela toda la luz, como se cuela la mañana por las ventanas para invitarte a caminar.

Fui a Trasnocho Cultural, a la exposición del World Press Photo 08'. Vi fotos de realidades que uno cree que sólo toman forma en el contexto de un drama hollywoodense. No es la primera vez que las veo, pero uno no se insensibiliza a esas cosas. Varias me hicieron molestar. Otras fueron oasis de respiro y cierto alivio en medio de aquéllo.
Vi fotos que son relatos en sí, vi fotos que son tristes, vi fotos que son denuncias de gente sin voz ni cara ante el mundo, hechas bajo el lente de quien posiblemente sí tenga voz para hacer llegar una historia al lugar indicado. Y pensé, con ánimos bajos, pensé en la probabilidad de que ese lugar indicado llegara a reaccionar. Pensé en tantos, MUCHOS, que leen el periódico o ven las noticias como diversión, quizá incluso como herramienta de información sobre "cosas de mundo".

Señores: NO son cosas de mundo, el asesinato de Benazir Bhutto en Pakistan, ni la declaración de "Guerra Santa" por parte de una tribu a los gringos en Korengal, ni que los turcos del este no puedan ir a la escuela por el problema con los Kurdos. No están allí las fotos para empujarnos a pensar "uff... bueno por lo menos no estamos tan mal aquí", ni "coño, pobrecita esa gente, chico" y luego ir a tomarnos un café. La foto en el reportaje de la orden de cierre de Guantánamo me hizo estar drogada en felicidad por 2 días. Y hoy recordé Abu Grahib. Muy poca gente aquí sabe de Abu Grahib y de lo que salió a la luz en el 2004. Estuvo en muchos periódicos, en internet siempre, en revistas, en la televisión. Todo el mundo arrugó la cara con alguna fotico de las suaves que pusieron en las noticias, todo el mundo (restringiendo mundo a Venezuela) se horrorizó... por 2, 3 días. Hoy en día casi nadie recuerda el caso. Esa falta de conciencia es escandalosa. Pero total, ¿a quién le duele? Si esa verga no pasa aquí.

Hoy saquearon una sinagoga aquí en Caracas ( me dijeron). Obviamente, se está culpando a los chavistas, los antiimperialistas imbéciles que ahora están rechazando a Israel. Y la gente se preocupa por Chávez. JAJAJA
Ya pasamos la preocupación por Chávez. ¿No lo ven? Saquearon un TEMPLO. Una institución sagrada. No le quemaron los carros a los judíos ultra-adinerados, imperialistas, con doble cercado eléctrico a control remoto y campos de golf en el patio. No. La gente (porque eso eran antes de ser fanáticos del Hugo) se metió en un templo.
Eso no es solo por dinero, eso no es sólo por envidia, ni por diferencias en cuanto a posiciones políticas. Eso implica discriminación religiosa, y eso yo NUNCA lo había creído posible aquí, en mi país. Y me enferma esta ceguera generalizada. ¿Acaso ahora Hugo Chávez es su dios? ¿Se han vaciado las iglesias estos años? ¿Acaso creen los opositores que la van a curar borrando a Hugo del mapa?

¿No ven ustedes, gente inteligente que aún queda, que es la oposición quien nos empuja a la ceguera -ahora sí- de/para TODOS?

lo dejo hasta aquí, ya si sigo no duermo...
Una última cosa: queda la esperanza. Falta encontrar con qué quitar efectivamente el óxido, en vez de regarlo con palmaditas.

1 comentario:

Este post acepta piropos, críticas, cuentos borrachos, carticas de amor... en fin, deje usted lo que quiera. Aquí lo disfrutamos

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