10 de noviembre de 2010

Contaminación.


Hay smog en mi cabeza. Basura, residuos de borradores usados, pilas desgastadas de mi calculadora, dinero perdido y pestañas quemadas. Hay aguas servidas de mentes exprimidas por el estudio de cosas que pueden ser emocionantes, nulas o no tanto; tapas de refrigerante, facturas rotas y mucho, mucho trac-tric-trac de dominós que otros agitan sobre sus mesas. Hay tóxicos provenientes de evaluaciones frustrantes y papeles arrugados de recetas que cambié. Hay cartones de ánimos y de concentración vacíos y deformados; ecos de los silencios ensordecedores de mis noches, bolsas de llenas de horas de sueño que no usé. Hay un derrame de litros y litros de la tinta que traspasa el papel cuando en vano corrijo, hay polvo acumulado de las teclas de mi hemisferio izquierdo que no he ido a tocar, y un efecto invernadero por la descomposición de todas las ideas que descarto en el día. Y entre los montones de esto y aquello, no encuentro mi lápiz. Y no distingo a las musas que se refugian en los rincones.

Hay un hueco sin ozono, el negativo de un rompecabezas por completar. ¿Dónde están las piezas? Falta ver, somewhere around this mess they should be.

(Esto es reversible)


3 comentarios:

  1. abriste y cerraste con broche de oro, y lo mejor, el centro no tiene desperdicio.

    i missed reading you! don't know why I hadn't! creo que he estado muy distraida estudiando y con tesis.

    muchos besitos!

    Ani

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  2. Las tespíades...
    Centro inamovible, núcleo impreterible de la estética mítica.

    Te extraño.

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Este post acepta piropos, críticas, cuentos borrachos, carticas de amor... en fin, deje usted lo que quiera. Aquí lo disfrutamos

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