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5 de marzo de 2012

Vacuna

A veces, sólo se necesita una pequeña dosis del virus para resolverlo todo.

La mía vino auspiciada por mi memoria rara y selectiva.

Me lo encotré cerca de la escalera, cuando iba yo saliendo de clase y él hacia la suya. Tenía una cara terrible, como que hubiera venido en bus desde Puerto Ordaz con un señor obeso en el asiento contiguo. Apenas nos conocíamos, pero me dio cosa porque él no es así de apagado. Me saludó él primero:
*  Hola
- ¡Hola! ¿Todo bien?
*  Sí... bueno, no.
- Ah... sorry
Besos en las mejillas para saludar. Yo seguí, él siguió. Me volteé:
- ¿Hay algo con lo que pueda ayudarte?
* No creo. Tengo que tomar una decisión y no sé qué hacer. No dormí bien (sonrisa falsa tipo Joey en Dawson's Creek)Se volteó. Dudé. Lo llamé casi desde las escaleras:
- ¡Carlos! Uno siempre sabe cuál opción quiere. En el fondo, siempre sabes.
Me miró. Dudó.
*Gracias
- Nos vemos. Suerte.
Nos fuimos.

Ese pequeño consejo abrió entonces la primera puerta para un noviazgo maravilloso de 2 años.
Ahora, gracias a esta pequeña memoria con él, ya no hay dudas. Y puedo cerrar la última puerta para despedirlo.
¡Adiós, dudas! :)

20 de noviembre de 2011

Un poema de lluvia y de tí

Paper boat_by Victor Eredel

Anoche soñé
que el cielo había hecho
ríos de nuestras calles,
que la lluvia nos reclamaba
su espacio,
y que nadie
se atrevía a salir.

Y dentro de nuestras casas,
mirábamos el río,
pensando en todo lo que
no se llevó.
Y en lo que sí.

Le encontré uso
-por fin-
a esos papeles viejos
que ocupan los recovecos
de mi cuarto,
y construí un barquito de papel.

Me dispuse a surcar
este tramo ni tan largo
de agua que separa
tu techo del mío.

Y salí.
Me atreví:
fui a buscarte.
A tí, que ahora eras
mi único anhelo alcanzable.
Mi paz de siempre.

28 de julio de 2010

Confieso un capricho

Hoy, ahorita que estoy a punto de reproducir eso que ven en la foto, tengo una cosa en mente. Una sola:

Me encantaría dormir con él. Tomar esa almohada por su espalda, cerrar los ojos y sentir lo tibio de su piel y lo tranquilizante de su corazón, tan extrañamente lento para alguien tan intranquilo, que se la pasa comiendo azúcar de bolsitas escondidas en sus bolsillos.

Me vuelve loca pensar en su olor,quiero ese olor, ese que se concentra en su nuca y en su pecho, allí en el punto exacto en que comienza el abdomen, al final de esa línea que me sé de memoria. Puedo pasar horas buscando armar el aroma exacto en mi cabeza, mientras hago cualquier otra cosa.

Quiero pasar mis dedos por su pelo y divertirme (siempre me sorprendo) por lo profundo que duerme. Quiero disfrutar mi insomnio distraída así de cualquier idea, hasta que él se voltee buscando mi pecho, mi cuello. Y entonces - sólo entonces- dormir.

8 de julio de 2010

Trueque, Ch.



Esto es música, ya lo acordamos.

Esto no es lógico, y ya lo sabemos.

Esto no es nada y se está
volviendo…tanto.

Este es mi trueque, porque Benedetti
me ayuda a poner lo que no entiendo
en palabras:

Tu cuerpo por mi río.
Tu aroma por mi historia.
Tus labios por mis manos.
Tu entrega por mis abrazos.

Mi fuerza por tus ganas (y viceversa).
Tu verdad por mis mentiras,
tus ojos por mi sol.
.........................................................................................................Mi piel por tu tacto.

Eso viene siendo el trueque.

Vendrá siendo –a destiempo, como todo entre nos- un cambio de boletos de entradas.

(La de mi entropía por la de tu mar).



Fotografía: Gotas suspendidas, de Miguel Pergón

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