No se me olvida -no creo que alguna vez lo olvide- ese día de mayo que tan mal comenzó... y de repente surgió una compañía , una buena conversa y buena kirsch, una mano de cariño sobre mi mano sorprendida y un viaje entre miles de flores amarillas bajo un cielo perfecto. Desde ese día sé que el bienestar es para compartirlo.
Hoy me provoca todo lo que escribí más arriba. Quiero un campo así, y escuchar Para: Lupe Del: chino mientras me lo recorro con unas kirsch bien frías.
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