26 de marzo de 2012

Parar el tictac mental

Una pequeña hipótesis para comenzar:

Un día dejarán de funcionar los relojes y nos veremos en serios aprietos, y en medio de grandes suspiros de alivio. Nos veremos parados entre la espada del caos y la pared de las posibilidades nunca planteadas. Tremenda la disyuntiva.

Gente esperando por comenzar la próxima actividad del día.
(Y unos tacones bellos)
Desde que el tiempo se volvió dinero los humanos somos menos humanos y más errores. Los días pasan en una cadena de cosas por hacer, ahorrando aquí y allá, tiempo y dinero, dinero y tiempo. La hora nos persigue con sus tacones disparejos, dictando un tic más hacia el próximo pago, y anunciando un tac más que quizá no aprovechaste y puede significar, por ejemplo, más meses de estudio - y de no ganar plata. Esa es una pesadilla de muchos, pero yo estoy hablando de algo más extenso.



El tiempo se nos volvió dinero no sólo en el sentido de el capitalismo nos consume. Va más allá de lo financiero. Llega al sentido absurdo y sobrevalorado de pérdida que asociamos al tiempo. La consciencia de que un día (y capaz sin anunciarlo) se nos va a acabar, la popularización del carpe diem mal  interpretado y la consciencia de que existen millones de cosas en el mundo que no hemos experimentado son 3 de las cosas que nos están jodiendo. ¿Las tres principales? Puede ser.
El hecho es que ellas nos han vuelto menos humanos y más errores. Menos disfrute de lo que tenemos y más errores que nos hacen perdernos de algo. O menos consciencia de lo primero y más de lo segundo, como prefieras verlo. La gente se define satisfecha ahora más por lo que ha producido que por lo que ha vivido. Y el que afirma lo contrario es llamado poeta, filántropo, aventurero o hasta hippie XD 
El tiempo se nos acaba porque hay demasiadas cosas que hacer. Crecer, sentirse cool, graduarse, hacer buen dinero, hacer el amor con alguien, sembrar una planta, levantarse a un extraño, visitar todo lo que se pueda de las 4 000 0000 0000 000 cosas por ver en el mundo, hacer el amor con alguien más -para tener criterio-, aprovechar a tus padres, vivir solo, revisar Facebook, criar a un niño, tomarte fotos en un parque... Y cada segundo que empleamos en algo que no nos lleve a nada de eso, se vuelve un error.  Nos lleva al típico ejemplo de la mujer soltera a los 32. Voilà, es fácil vernos así como un collage de errores y logros, dictados por un reloj que nos acerca tictaqueando al último minuto. Boo-hoo.

El día en que se pararan los relojes, nos veríamos realmente enrollados. ¿Seguiríamos intentando hacer el mundo que conocemos, construyendo logro sobre error y viceversa? ¿O nos lanzaríamos al inciertísimo camino de ver si podemos hacer mundo entre humanos más humanos?

¿Y si vamos probando? Así, tipo casero, en nuestras mentes, parar la cuenta regresiva de ese reloj y vivir por vivir, y no por haber vivido para X momento... no debe ser taaaaaaan difícil, ¿no?
(Pregunto yo, que sí me reconozco esclava del reloj)

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