Miedo. Es a lo que más le temo. Porque no soporto la posibilidad de que se me nuble la mente y me quede sin saber qué hacer.
Decir esto así quizá sea incorrecto, pero aunque hay cosas que me asustan, a pocas de ellas les temo realmente. Porque el “susto” lo manejo, con lógica como manejo todo lo que no me gusta. Pero el miedo no. Y menos en los momentos en que no tengo para dónde correr.
Y ahora aquí hay que tener miedo hasta de andar sola. ¡Detesto el miedo!, lo único bueno que tienes es que se puede enfrentar, si se hace uno de una mente ultra-fría y una camisa de fuerza en el pecho. Fácil, inquietante pero fácil en teoría, y muy satisfactorio en la práctica. Jaja yo era TAN miedosa de pequeña, que ni yo sé cuántos miedos he ido aplastando en el camino. Pero para ésta inseguridad, ¿será que aprenda a usar armas? Esas también las detesto.
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