14 de febrero de 2012

La Odisea del imperialista


A ver: necesito la Visa. Se me vencía este año, así que hubo que pedir cita para renovación. Esa cita nos la dieron (a mis papás y a mí) para hoy.

Bueno, no es como que yo tuviera planes para el 14 de febrero este año, pero sí es una semana SUPER ocupada en cuanto a clases y exámenes. Pero dado que necesito la Visa pronto pues, ni modo. Pedirle a los gringos que te hagan un reschedule es despedirte de ese papel por unos meses (comprensible, ésto).

Mis papás llegaron a Maiquetía a las 7 am. Hiper puntuales. Nos reunimos en El Marqués, fuimos a Valle Arriba y desayunamos divino (en Rey David). Contentos y animados nos fuimos a la embajada estadounidense. Y allí empezó la odisea. ¡Madre odisea!

Uno (que es turista, como yo) lo hace porque  quiere viajar, comprar cosas buenas a buen precio y coye, darse un gusto. Los que tienen plata van a guardar plata en los bancos y los que no, van a gastarse a diestra y siniestra lo poco que tienen en un sinfín de tiendas allá. Así es uno en Estados Unidos. Gasta parejo.

Pero esto no parece ser de mucha importancia para los encargados de la embajada en Venezuela. Tampoco parece serlo que hay una buena cantidad de gente que viene del interior del país y se tuvo que venir sin celular ni iPod porque no conoce gente de confianza con quien dejar sus cosas. No tienen estacionamiento salvo para ciudadanos "americanos" (FYI, this is South America. Get it?), ni han habilitado espacios cercanos para estacionar sin que un policía amenace con multarte. Paga tu taxi o camina que jode. Tienes que pagar setenta y tantos dólares, más el transporte (avión, autobús, taxi) para llegar a un sitio en que te piden hacer líneas super largas bajo el sol (sólo hay techo para los carros de los gringos) y donde no te ofrecen una silla antes de la etapa final del proceso.

Ojo: en nuestro caso, empezamos la cola de las 12:00 a las 11.30 am y salimos de la embajada a las 2.20pm. Si le tienen miedo a las várices, llévense sus medias. Hay mujeres que salieron de allí en tacones de 10 cm. A ellas quiero decirles algo: las admiro.

Lo bueno es que depués del paso 4 (captarte las huellas digitales) te dejan de mirar como a un delincuente fastidioso. Me dio cosa con el vigilante del paso 3 porque él fue el único no pedante en esos primeros 4 pasos, y cuando le volteé los contenidos de la cartera sobre la mesa me preguntó si estaba molesta. It wasn't his fault, y se lo dije.

En nuestro caso, juraba que en el último paso (la entrevista) me iban a llamar a mí. Por aquéllo de que soy estudiante de último año, soltera, etc. podrían haber pensado que soy el perfil típico de latina busca-maridos inmigrante allá (falso. Aclaro que no quiero vivir en EEUU. Ever. Y mucho menos hacer vida allá). Pero no, hicieron pocas preguntas y nos dieron la Visa. Así que salimos satisfechos, de nuevo contentos hasta que vimos la cola de DHL (que debes hacer obligatoriamente para que te envíen tu visa. No es por cuenta de la embajada). Eso fue otra media hora. Y luego salimos satisfechos porque pronto tendremos en mano nuestro permiso para poner un pie en EEUU. Donde, ¡gracias a dios! la gente sí es amable y considerada con el turista.

Así que ya saben:
$75 + pasar 1h30 de sol + várices + gente pedante (con excepciones ya mencionadas) + aburrimiento total = Visa = venezolano satisfecho (hasta contentos, algunos)

Es como ir a un restaurant caro, comer tierra y sonreír porque te sacaron una foto para Facebook de la que puedes presumir. Esto es lo que nos pasa por -como dice Chávez- imperialistas que somos, nosotros y todos los chavistas bien conectados que van a gastarse nuestros impuestos allá.

Suena fatal, porque uno acá es super abierto con los extranjeros y se ha comido de las películas hollywoodenses que los gringos son la crema de la generosidad y atención. Pero cuando llegué a la Alianza y estaba quejándome de eso (en francés es sabroso quejarse, jaja) con otras 2 profesoras, salió E. (una nueva profe, recién llegada de Francia) a contarnos su historia del SAIME y su cédula. Hay que notar que el SAIME funciona super bien desde hace unos años acá: proceso rápido y pasaporte o cédula salen a tiempo y sin defectos. Aparentemente no es así para los extranjeros. A E. la han tambaleado de una oficina a otra con la excusa de que sólo en el centro se hacen cédulas extranjeras, y luego de que todo se puede hacer en todas partes pero no saben cómo. Luego le dijeron que nunca habían recibido un papel del Consulado Francés, por el cual no había habido problema ninguna de las visitas anteriores. Y la mandaron a volver en 2 meses.

En la inseguridad que hay, hacer que un extranjero ande siempre con su pasaporte en el bolso es realmente una desconsideración, sobre todo si se justifica únicamente con la incompetencia de los funcionarios de atención al público (aparentemente no muy bien informados) de las oficinas periféricas del SAIME. Y no hay nadie que responda por el caso. E. sigue sin cédula y deberá probar suerte de nuevo en 2 meses.

Si la pedancia y superioridad de una parte del personal de la embajada gringa me molestan, no sé si pueda decir que son peores a la apatía y desinformación generalizada del personal de atención de las oficinas públicas venezolanas. Uno, imperialista con su odisea para gastar dólares, y otros, extranjeros con su odisea para hacer cualquier cosa aquí.


Ya no me quejaré. (Pero ojalá me queden 10 años hasta mi próxima visita a esa embajada)

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